Cada lunes, la autora y divulgadora cultural Mari Carmen Morcillo abre una ventana a la historia del arte femenino en su espacio Arte con nombre de mujer. Una sección en la que rescata las trayectorias de creadoras que han quedado en la sombra, a pesar de haber contribuido con talento y dedicación al mundo artístico.
En su entrega más reciente, publicada ayer, Morcillo dedicó el podcast a dos figuras muchas veces eclipsadas por la fama de su padre, el pintor Joaquín Sorolla: sus hijas María Sorolla y Helena Sorolla.
María Sorolla: la pintora
María, la primogénita, heredó la pasión de su padre por el color y la luz mediterránea. Se formó bajo su tutela y desarrolló una carrera artística centrada en la pintura de retrato y escenas íntimas, aunque su obra fue injustamente minimizada en un contexto en el que el apellido Sorolla estaba indisolublemente ligado al genio paterno.
Helena Sorolla: la escultora
Por su parte, Helena destacó en el campo de la escultura, un ámbito tradicionalmente dominado por hombres. Sus piezas transmiten sensibilidad y fuerza, mostrando una clara búsqueda de identidad artística propia. Sin embargo, al igual que su hermana, su nombre quedó relegado a un segundo plano en la historia oficial del arte.
Un legado femenino silenciado
En su podcast, Mari Carmen Morcillo reflexiona sobre cómo el talento de María y Helena Sorolla quedó ensombrecido por la figura paterna, a pesar de que ambas desarrollaron trayectorias propias que merecen ser recordadas y valoradas. A través de su relato, rescata su papel como artistas y como mujeres que lucharon por expresarse en un tiempo en el que el arte femenino apenas tenía espacio en el reconocimiento público.
Con Arte con nombre de mujer, Morcillo reafirma su compromiso de dar visibilidad a las creadoras olvidadas y ofrecer al público una mirada más completa, justa e inclusiva de la historia del arte.
✨ Porque el arte de las mujeres, como el de María y Helena Sorolla, también forma parte de nuestra memoria cultural.


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